Benazuza: vanguardia sensorial en manos de Ignacio del Río

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Entre grandes restaurantes de resorts, Benazuza propone otra narrativa. Ubicado dentro de The Pyramid at Grand Oasis, esta propuesta se ha convertido en un espacio donde la cocina funciona como guion: cada tiempo es un acto diseñado para provocar sorpresa y memoria.

Aquí la etiqueta es tecnoemocional. Pero más que un término de moda, se trata de un método: tomar técnicas de laboratorio —esferificaciones, espumas, deconstrucciones— y conectarlas con ingredientes profundamente mexicanos.

Con un menú de más de diez tiempos, el chef Ignacio del Río no busca conquistar la saciedad, sino alterar la percepción. Lo que parece un coctel resulta ser espuma sólida; lo que parece un antojito se revela como un estudio de texturas.

El jalisciense lleva años trabajando Cancún como territorio gastronómico. Su paso por cocinas internacionales y la influencia de Ferran Adrià y Rafael Zafra le dieron las herramientas; la memoria mexicana, las razones. Del Río diseña platos que se sostienen en la técnica, pero que encuentran sentido en lo local: hierbas poco visibles, insumos de pequeños productores, sabores que remiten a una cocina que no se ha olvidado.

Los premios —Four-Diamond Award, menciones de TripAdvisor que lo colocaron entre los mejores del mundo, la distinción de DiRoNA— funcionan como validaciones externas, pero no definen la experiencia. La fuerza de Benazuza está en haber construido un relato propio en un destino saturado de clichés turísticos.

El ritual de la mesa

La visita a Benazuza comienza con una barra de mixología que adelanta el tono de la noche: cocteles lúdicos, texturas distintas, un guiño a lo que vendrá en la mesa. Después, el servicio toma el control con una precisión coreografiada: todo llega a tiempo, sin prisas ni pausas innecesarias.

En las mesas cercanas se escuchan risas suaves y expresiones de asombro, un eco compartido de la experiencia. El maridaje de vinos y bebidas acompaña con acierto cada tiempo, sosteniendo el ritmo de un menú que no busca solo alimentar, sino sorprender.

En Cancún, Benazuza se aparta de lo común. Ignacio del Río y su equipo han creado ahí un espacio donde la técnica no es un truco, sino un medio para narrar sabores y memorias.

Esta experiencia, aunque sorprendente y alejada de la cotidianidad, no se trata de lujo o rareza, sino de descubrir cómo la cocina puede convertirse en un lenguaje que conecta con el territorio y el tiempo.

Benazuza se encuentra dentro de The Pyramid at Grand Oasis,sin embargo no es un exclusivo para huéspedes. Basta con hacer reservar con anticipación. El restaurante mantiene así un carácter abierto, pensado no solo para los viajeros que se hospedan en el complejo, sino también para quienes buscan, desde fuera, una de las propuestas más singulares de la ciudad.

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