Renace el rosolio: bergamota, prosecco y una dosis de estilo

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Hay tragos que parecen hechos para acompañar el atardecer. Otros, para abrir conversación. Y algunos, como Italicus, logran hacer las dos cosas al mismo tiempo.

Este licor italiano es una rareza que encanta: se llama rosolio, y es una receta antigua que vuelve a la vida con bergamota calabresa, flores mediterráneas y un perfil aromático tan elegante como refrescante. Aunque suene sofisticado (y lo es), Italicus está pensado para disfrutarse fácil.

Un spritz, una tarde soleada, aceitunas verdes al centro. Nada más.

Rosolio: la tradizione che rifiorisce

El rosolio es, en esencia, el primer licor de Italia. Mucho antes de que existieran los amari o los vermuts, este elixir floral era servido en las cortes del Renacimiento como símbolo de hospitalidad y sofisticación. Su nombre proviene del latín ros solis, que significa “rocío del sol”, y su receta original era simple pero evocadora: alcohol infusionado con pétalos de rosa, azúcar y especias. Con el tiempo, cada región del país adaptó su propia versión utilizando flores y frutas locales, convirtiéndolo en un auténtico jardín embotellado.

Durante siglos fue el digestivo por excelencia en las casas nobles italianas, hasta que fue desplazado por otras bebidas de moda y cayó en el olvido. Pero no para siempre.

En 2016, el reconocido bartender y embajador del aperitivo italiano, Giuseppe Gallo, emprendió la misión de rescatar esta joya olvidada y reinterpretarla para una nueva generación. Así nació Italicus Rosolio di Bergamotto, una versión moderna que honra la tradición y al mismo tiempo la actualiza con un perfil vibrante y contemporáneo.

El secreto de Italicus está en su delicada composición: combina ingredientes de Denominación de Origen Protegida como la bergamota de Calabria —una fruta cítrica intensa y aromática— y la cidra siciliana, con una mezcla precisa de flores mediterráneas: lavanda, manzanilla romana, rosa, melisa y genciana. Todo el proceso de maceración se realiza en frío, lo que permite conservar intactas las notas frescas, botánicas y ligeramente amargas que lo distinguen.

El resultado es un licor suave pero expresivo, con un carácter profundamente floral, un dulzor equilibrado y una personalidad que lo hace único tanto para tomar solo como para mezclar en cocteles contemporáneos.

 

¿A qué sabe?

A verano en la costa amalfitana. Es cítrico sin ser ácido, floral sin empalagar, con un amargor muy sutil que limpia el paladar. Por eso es perfecto como aperitivo y también como base para coctelería más creativa.

La receta más bonita: Italicus Spritz

No necesitas shaker, ni técnica. Solo hielo, ganas de brindar y una copa grande.

ITALICUS SPRITZ

  • 45 ml de Italicus
  • 90 ml de prosecco frío
  • Hielo al gusto
  • Dos aceitunas verdes grandes (sí, confía) 

Se arma directo en la copa, se revuelve suavecito y se disfruta mejor al aire libre.

 

Ya sabes lo que dicen… si la vida te da bergamota, embotella el momento y haz rosolio ✨🍋.

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