
En el primer piso de Casa Hotbook vive OTTO, un nuevo y reservado espacio dedicado a la cocina japonesa, donde cada visita se transforma en un ritual. La propuesta —firmada por Urban Group, el equipo detrás de Tori Tori y Ladurée— eleva el omakase a una experiencia sensorial, íntima y precisa.
Con solo nueve asientos en su barra, OTTO invita a detener el ritmo de la ciudad y entregarse al arte del Itamae: ese maestro que, pieza a pieza, traduce en nigiris, conos y sashimis la pureza del mar y la inspiración del momento. Aquí, el comensal confía plenamente en el chef, en su mirada sobre el producto, la temporada y los detalles que hacen de cada platillo un gesto de dedicación.
La carta contempla tres formas de vivir el omakase —desde los $950 hasta los $2,300— incluyendo experiencias como una secuencia de nueve tiempos que revelan 23 bocados distintos, o versiones centradas en nigiris con entradas y conos. Cada una está pensada para saborearse sin prisa, con el asombro
Fuera de la barra, cuatro mesas en el exterior permiten una versión más relajada, a través del menú a la carta: edamames, ostiones, alga, sopa miso, sashimis y más de 20 nigiris distintos, elaborados con ingredientes que viajan desde Japón hasta la Ciudad de México, o se seleccionan cuidadosamente de las costas de Ensenada bajo criterios de frescura y sustentabilidad.
Toro con trufa, kampachi, hamachi, callo de hacha, wagyu, erizo y anguila: joyas del mar que se funden con arroz perfectamente calibrado y una técnica sin fisuras.
La experiencia se complementa con una selección amplia de sakes provenientes de regiones como Niigata, Yamaguchi y Fukuji, además de vinos, destilados, cervezas y cocteles. El maridaje sugerido incluye un cóctel de bienvenida, cinco etiquetas de sake y un digestivo japonés que cierra el viaje con elegancia.
En cada servicio, OTTO reafirma que el lujo está en la intención. Una barra, nueve lugares, y la promesa de una experiencia tan precisa como íntima, donde el sabor y la técnica se encuentran sin necesidad de alardes.